Hace
mucho tiempo…aproximadamente hace
unos setenta años o más, en un pueblo cerca de la provincia de Misiones, vivía
con su familia, una niña llamada Arline, de once años. Su casa estaba muy
alejada de la de sus amigos, por lo tanto, no se juntaba con ellos y se quedaba
comiendo unos ricos pastelitos de frambuesa, que le hacía su mamá.
Vivía
cerca de un bosque oscuro, lleno de árboles de más de ocho metros de altura.
Nadie se atrevía a entrar allí porque según decían, habitaba en él, un duende
horrible y malvado. Arline no creía en nada de eso; ni en duendes, ni en
fantasmas, ni en ningún tipo de ser extraño.
Una noche, la niña estaba tan aburrida, que decidió ir a visitar el bosque.
Agarró una linterna y fue.
Estuvo unos veinte minutos caminando y
alumbrando, pero no vio nada. De repente giró
a su derecha y lo vio, ¡¡ VIO AL DUENDE !!. No lo pudo creer. Al verlo,
el también la vio a ella, entonces el duende, salió corriendo, hasta la cima de
un árbol. Arline le gritó: “¡No tengas miedo!, no te voy a hacer daño”. El bajó
tímidamente, se acercó a la niña y con confianza, se trepó a sus hombros.
_¿Cómo te llamas?
Le preguntó
Arline.
_Grufi_ respondió el duende con una voz aguda y áspera.
_Es un nombre raro.
_Si, lo se.
_Disculpa
que
te pregunte esto pero…¿Sos malvado como dicen todos?
_No, no lo soy, yo no le hago daño, ni a vos,
ni a nadie.
_¿Y por qué vivís acá?_ Preguntó Arline con
decepción.
_Porque las pocas personas del mundo que me
vieron-sin incluirte- salieron corriendo, porque yo soy feo y arrugado.
_Puede ser, pero eso…no tiene nada que ver.
Sos un personita muy simpática. Por lo poco que te conozco, me caés
re bien. ¿Por qué la gente es así?
_No se, la mayoría de las personas juzga por
las apariencias, sin saber como uno es por dentro.
Arline y Grufi, caminaron y caminaron
alrededor del bosque.
De repente Grufi gritó muy fuerte, porque vio
que se acercaba la luna llena. Cada vez que había luna llena a los duendes se
les alarga la vida de ser duende por miles y miles de años más y él ya estaba
¡CANSADO! de ser un duende y tener que vivir en un bosque por ello.
La
magia solo se podía revertir si en plena luna llena Grufi recitaba una oración.
Pero eso lo pudo haber hecho en cualquier luna llena, pero no lo hizo, porque
la oración solo se podía recitar dándole la mano a alguien.
Arline, le hizo el favor. Y empezaron:
“Luna llena conviérteme en una persona común y
corriente como mi Mejor Amiga Arline”.
Grufi se convirtió en un anciano, pero lo
bueno era ser un humano.
Pasaron un par de días y Grufi junto a Arline
construyeron una casa en la cual vivió Grufi. Arline lo iba a visitar todas las
tardes llevándole un par de pastelitos de frambuesa.
Fin y
colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.
DELFINA 7° A
LOS CUENTOS EXTRAÑOS DE 7° A
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